
Aquí les comparto un poquito de mi historia…
Mi camino para ser terapeuta está profundamente conectado en mis experiencias vividas y mi sanación personal. Mi mama, mi papa, y yo emigramos de La Habana, Cuba, al sur de la Florida en 1995. Aunque ellxs y yo nacimos en La Habana, la familia de mi madre es de Las Tunas y la familia de mi padre es de Villa Clara. Todavía estoy haciendo mucho de mi propio trabajo ancestral, para comprender mejor las raíces y la historia cultural de mi familia. En los Estados Unidos, crecí en la clase trabajadora; mi mama ha trabajado principalmente en tiendas de ropa y en el cuidado de niños, mientras que mi papa ha trabajado principalmente en la construcción y el mantenimiento.
Cuando tenía quince años, les dije a mi mama y papa que era gay y fuimos juntxs a una sesión de terapia familiar. Mi papa recuerda que la terapeuta dijo: "Es una pena ver que una familia tan buena se desintegra por esto". Aunque no fue lo que me imaginaba, esa experiencia me hizo darme cuenta del poder de la terapia cuando se realiza con cuidado, respeto, y apertura. Con el tiempo, mi familia y yo trabajamos en esto y esos desafíos formaron la base de mis valores personales en el compromiso, la autonomía, y familia elegida.
Mi trabajo terapéutico también está muy influenciado por el crecimiento profesional y personal de mi primera decada como adulto. Mis experiencias trabajando en servicios sociales en compañías sin fines de lucro me enseñaron los valores y los peligros de los sistemas que nos moldean, y mi trabajo individual con varios profesionales de la salud mental me dio el espacio para sanar heridas internas y me dio las herramientas para conectarme mejor con lxs demás. Más recientemente, un diagnóstico de TDAH a los 30 años me mostró la importancia de la autoadaptación, pero también la necesidad de desafiar las normas sociales arraigadas en la neurotipicidad y el capitalismo. Lo más importante es que tengo que agradecerle a mi pareja de seis años las formas en que ha moldeado críticamente mi comprensión de la responsabilidad y la comunidad.
Mi manera de abordar la terapia
Mi trabajo como terapeuta está guiado por la creencia de que quienes vienen a terapia son lxs expertxs de sus propias vidas. Mi función es ayudarte a descubrir los dones, las fortalezas y las habilidades que ya tienes dentro para afrontar los desafíos y crear cambios significativos.
Adopto un enfoque centrado en los sistemas, reconociendo la importancia de la familia (ya sea elegida, de sangre o de otro tipo), las historias culturales, y la comunidad en la configuración de nuestras vidas y relaciones. Ya sea que trabaje con individuos, parejas o familias, me esfuerzo por crear un espacio donde se puedan resolver los problemas, gestionar los conflictos y explorar la autonomía y los valores relacionales.
Incorporo tanto mi experiencia vivida como mi formación profesional en el proceso terapéutico. Basándome en modalidades basadas en las fortalezas, como las terapias breves, estratégicas, narrativas y centradas en soluciones, así como en EMDR y Common Sense Parenting, mi objetivo es proporcionar una experiencia flexible y personalizada. La terapia no se trata de imponer soluciones, sino de trabajar en colaboración para descubrir caminos hacia la curación que se alineen con tu identidad, necesidades y objetivos únicos.
Juntxs, podemos construir un espacio para el crecimiento, la conexión, y la transformación, uno que honre la complejidad de tus experiencias individuales y celebre tu resistencia heredada.